EL USO DE LOS OPOSITORES
"La oposición pide siempre lo que está segura de no
conseguir, porque si lo consiguiera dejaría de ser oposición"
Alfonso
Que a usté nunca ni jamás se le ocurra, siendo gobernante,
querer curar de golpe a los opositores hasiendo que se vuelvan ofisialistas.
Piense quel asunto de ser opositor es como un visio, y hay tipos que ese visio
lo tienen adentro desde su más tierna infansia, que algunos son opositores
crónicos y otros ya son incurables. Incluso yo conosí a un opositor que sierto
día su partido ganó las elebsiones y entonses sus amigos lo llamaron para darle
un ministerio... "¿Lo qué? -dicen que dijo todo enojado— ¡Yo sienpre fui
opositor, Y haora no me voy a dar vuelta hasiéndonte ofisialista! Por eso yo
reitero con el mayor énfasis de que la cura de un opositor es lenta como la de
los borrachos y los tosicómanoS: si a un curdA usté le saca de golpe la bebida,
el tipo se puede volber loco, y si a un tosicóman0 usté le retira la pichicata
de prepotensia le puede suseder cualquier cosa: ¡incluso se sabe de algunos que
dejaron La drogA de la noche a la maniana, y tanbíén de la noche a la naniana
se volvieron cretinos! Por eso, y para evitar el canbio brusco y sus
consecuensias, en algunos países inventaron los canpos de consentrasióN, así
los opositores se van acostunbrando poco a poco a las delisias y ventajas de
ser ofisialistas. Pero considerando que los canpos de cansentrasióN y las cárseles
no son muy sinpáticos, yo sujiero una martingalA inofensiva para dejarlos
contentos y sin traumas. Partiendo de la base de que los opositores están sienpre
amargados, envenenados, rabiosos y cabreros, yo creo que los gobiemoS tendrían
que destinarle algunos sitios pan que los timas pudieran descargar sus rabietas,
broncas y venenos; y lo mejor sería colocar un libro de quejas en la casA de
gobiern0 para que cada siudadano dejan estanpada su protesta con su puñ y
letra... ¿Que a un contrera no le gusta el gobierno? Entra en la casA rosadA,
pide el libro de quejas y escribe: "El presidente es una béstiA, el
ministro Tal es un canalla, el secretario Cual es un chorro y el funsionario Talcual
es un coimero! " Y después de largar toda la mufa que le sale del
bolígrafo, el opositor se siente liberado de odios y rencores, y hasta es capás
de ir a sentarse en la plasA de mayO a tirarle algo a las palomas o a dejar que
las palomas le tiren algo a éL ¿Se da cuenta qué sensilio? Ya sé que alguien
preguntará muy serio: "¿Y qué hasen después con ese "librO de
quejaS" en la casA de gobierno? " ¡Mire que problema: agarran y lo
tiran a la basura! ¡O sea lo que se base con todos los libroS de quejaS en
todas las reparticiones!
Otro recurso que se usa con frecuensia cuan-do el gobernantE
descubre que tiene un opositor muy recalsitrante, es llamarlo y decirle: “Vea
doptoR (¡o almirantE, o general, o brigadieR o lo que caiga! ) ¡Quiero que usté
se vaya denbajadoR a balalaicA!" " ¿Balalaica, eselensia? ¡Ese país
está muy lejos!" ¡Ma qué lejos: en avión es cuestión de horas! "¡Pero
es que yo no sé hablar en balalaic0!" “No interesa: los enbajadoreS tienen
intérpretes..." " ¡Pero es quen balalaicA hase un frío que pela hasta
las rodillas!" "Bueno... No se olvide quen la enbajadA hay aire
acondisionado y sienpre sirven buenos copetines..." "Pero hay otra
dificultá, eselensia ¡yo nunca estuve en la carrera diplomaticA! ¡Y bueno,
querido! ¡piense que todo no puede ser perfebto en este mundO!"
Por esa rasón, yo creo que a los gobernanteS
sienpre les conviene aumentar las enbajadaS en todas partes, ya sea poniendo
una enbajadA en siberiA, o en el cong0 mediO, o en sangri-IA o en jaujA... ¡Y acá
mismo en el paíx, incluso! ¿Qué a unté le molesta fulano? Un consulado
argentino en el Iguasú, y que se vaya a las cataratas... ¿Que mengan0 sesta
poniendo cargoso con sus indirebtas? ¡Un viscconsulado en la quiacA, y a otra
cosa! ¿Que sutan0 se pone cada día mas sutanO y revoltoso? ¡Una enbajadA en la
cordillerA de los ándeS, y que se arregle con los cóndores! En serio se lo
digo: ¡es muy cómodo tener un sitio adonde mandar a siertas personas, y cuanto
más lejos, mejor! Otra manera de tratar a los opositores con intelijensia es
dejarlos tranquilos. que griten hasta romperse las amígdalaS, y que hagan
reuniones y hagan manifestasiones y hagan mitines y que hagan hasta que se les
salga por las orejas... ¡Cuantas mas cosas hagan, mas se cansan; y si están
ellos cansados y usté fresquito, lójicamente la ventaja es suya! Además, eso de
no permitir y no permitir cosas me hase recordar de cuando éramos chicos y
queríamos jugar a la pelota, pero antes pedíamos la venia a la autoridá de la
casa: " ¡Vieja! ¡Queremos jugar a la pelota! " " ¡No, no quiero
que jueguen! " Y a los 2 minutos: " ¡Mamá! ;Queremos jugar a la
pelota! " " ¡No les permito, y se acabó)! "Y al ratito: "
¡Mamáaaaaaaa! ¡Queremos jugar a la pelota! " ¡Les digo que no, y basta! ¿Y
sabe usté lo qué ocurría con semejantes prohibisiones? Ocurría que entonses
nosotros jugábamos escondidos en el patio; y por jugar con miedo, pateábamos
torsido: y por patear torsido a cada rato hasíamos saltar un vidrio... O sea
que a la final un día mi vieja se avibó y nos dijo: " ¡Ma sí: vayan todos
a la calle y jueguen hasta que revienten! " Y desdentonses se acabaron los
problemas y vibimos todos contentos, y la moraleja se cae de madura: ¡sienpre
es peor prohibir el juego, que dejar que los chicos se diviertan con la pelota!